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prima:También hace calor en Groenlandia

Tenemos las herramientas para atenuar las olas de calor sin aumentar el consumo energético y para convivir con la inundación del aumento del nivel del mar, pero eso requiere un cambio cultural, escribe Fernando E. Pabón Rico

30 de septiembre de 2023 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.
En esta fotografía de archivo del 19 de julio de 2011, se forma un gran charco de deshielo en el fiordo de hielo Ilulissat debajo del glaciar Jakobshavn, en el borde de la vasta capa de hielo de Groenlandia. El Ártico se está calentando tres veces más rápido que el resto del planeta y está al filo de la supervivencia de tal manera que las negociaciones climáticas de la ONU en Escocia de 2021 podrían marcar la diferencia entre el hielo y el agua en la cima del mundo de la misma manera que un un par de décimas de grado son importantes alrededor de la marca de congelación, dicen los científicos. (Foto AP / Brennan Linsley, archivo) (Brennan Linsley)

A veces pensamos a nivel macro en los glaciares, el hielo sobre Groenlandia y la Antártida como reguladores del clima planetario similares a los acondicionadores de aire que, a nivel micro, regulan la temperatura en los espacios interiores que habitamos, pero hay una diferencia crucial: podemos sustituir los aparatos cuando se dañan, mientras que no existe sustituto para el hielo que se derrite en aquellas latitudes. Esos paisajes helados, aunque remotos, están conectados físicamente, mediante el océano y la atmósfera, a nuestro entorno tropical. Así, las olas de calor en Puerto Rico están directamente relacionadas al derretimiento del hielo causado por el ser humano y anticipan el aumento del nivel del mar.

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