Motivados por los acordes de una guitarra y aplausos al compás de una musicoterapeuta, decenas de cuidadores de pacientes de Alzheimer bailaron este sábado en medio de una charla sobre alternativas dirigidas a acompañar y aliviar sus cargas, en el Anfiteatro Jaime Benítez Rexach del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico.

Se trató de una de las actividades del evento “Acompañándote desde la investigación hasta tu realidad como cuidador”, en el que alrededor de 60 cuidadores y familiares de pacientes de Alzheimer asistieron para conocer más sobre la enfermedad y cómo cuidarse también en el camino.

“Es un día diseñado específicamente para atender al cuidador. Tenemos diversas charlas y dinámicas para la salud física, espiritual, emocional y arteterapia”, expuso Frances Marín, estudiante doctoral de Ciencias Farmacéuticas del RCM y quien colaboró en el desarrollo del evento.

El Alzheimer es la demencia más común y afecta a más de 7 millones de personas en Estados Unidos. En Puerto Rico, se estima que afecta a entre 60,000 y 80,000 personas. Según la Alzheimer’s Association, la enfermedad causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento.

“Tenemos que crear conciencia de lo que es la enfermedad, porque sabemos que esta enfermedad está ocurriendo en el cerebro de las personas, quizás 15 o 20 años antes de que den el primer síntoma. (...) Un cuidador educado va a redundar en mejores resultados, y ese equipo interdisciplinario entre los profesionales de la salud y el cuidador va a significar una mejor calidad de vida para nuestro paciente”, estableció, por su parte, la doctora Vanessa Sepúlveda, catedrática de la Escuela de Medicina del RCM.

Las alternativas no farmacológicas –como la musicoterapia– puedan ayudar a estimular cognitivamente al paciente y mejorar su calidad de vida. La charla sobre esta alternativa estuvo a cargo de la musicoterapeuta Adriana Lizardi.

“Se ha visto que la musicoterapia, el arte y la pintura van a traer reminiscencia. Van a traer recuerdos. Hemos tenido pacientes que casi no se pueden mover. Sin embargo, tú le pones un merengue o una salsa y van a empezar a bailar. Eso está en su disco duro. Eso está en su cerebro”, reconoció Sepúlveda.

La internista y geriatra explicó que se estima que el 12% de la población de adultos mayores en la isla padece de Alzheimer, y advirtió que aún hay muchos que no han sido diagnosticados.

“Lo más importante es no considerar algún cambio en memoria, en juicio, en estados de ánimo, como algo normal del envejecimiento. Eso no es normal del envejecimiento. El envejecimiento normal no trae pérdida de memoria, pero otros factores, como enfermedades comorbilidades, como lo son las enfermedades del corazón y la diabetes, u otros problemas con los sentidos, como lo es la pérdida del olfato, de audición, de vista... Todos esos son factores de riesgo”, puntualizó.

Sepúlveda reconoció el gran dolor que puede sufrir una persona cuando se entera que un familiar padece de Alzheimer. “Lo vemos todos los días. Primero, con el diagnóstico. Para hacer un diagnóstico de la demencia de tipo Alzheimer, debemos estar bien certeros. Crea un poco de dolor porque asocian la demencia con muerte”, expuso.

“Pero se ha visto que el enfrentar esta enfermedad con conocimiento, humor, templanza y paciencia puede redundar en una expectativa de vida más prolongada y con calidad, y estas intervenciones no farmacológicas, pues, contribuyen a que esta expectativa de vida se alargue”, recalcó la catedrática.

Insistió, además, en la educación sobre los efectos en las conductas de la enfermedad mientras va avanzando de etapas moderadas a severas. “Un cuidador acompañado a través de profesionales, como nosotros, va a poder manejar estas situaciones para atender su bienestar y el de los pacientes”, puntualizó.