El hallazgo contribuye al llamado a proteger los peces, ya que los sonidos pueden interferir con sus procesos de reproducción, según los investigadores
El hallazgo contribuye al llamado a proteger los peces, ya que los sonidos pueden interferir con sus procesos de reproducción, según los investigadores
Científicos de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Ponce evidenciaron que los manglares ayudan a mitigar los ruidos debajo del agua, un hallazgo que abona a las razones por las que se debe promover la protección y reforestación de estos ecosistemas costeros.
El descubrimiento, que publicará en el Caribbean Journal Of Science, contribuye, además, al llamado a proteger los peces, ya que está comprobado que el ruido y los sonidos interfieren con su reproducción.
En entrevista con El Nuevo Día, Francisco Castro Rivera, estudiante de Biología, explicó que el propósito del estudio era medir el impacto del sonido antropogénico causado por la central Aguirre, en la Reserva Nacional de Investigación Estuarina de la Bahía de Jobos, en Salinas. Utilizando un micrófono submarino, los investigadores registraron las frecuencias del ruido en nueve puntos de diferente proximidad a la termoeléctrica.
“Obtuvimos que las frecuencias de (la central de) Aguirre estaban presentes en frecuencias bastante bajas en áreas más cercanas a Aguirre, incluso, en puntos hasta dos kilómetros de Aguirre. Pero, cuando empezamos a coger puntos dentro del sistema de manglar de Bahía de Jobos, nos percatamos que la señal del sonido de Aguirre estaba considerablemente disminuida y, en otros puntos, hasta ni se escuchaba”, abundó Castro Rivera.
El director del Laboratorio de Ecología de Conservación de la UPR en Ponce, Alejandro Ríos Franceschi, añadió que el sistema de manglar redujo también los decibelios de ruido de la central de Aguirre. Comparó que el manglar disminuye la energía del sonido como la de las olas.
“Las marejadas ciclónicas afectan las costas. Una de las funciones principales de los manglares es precisamente eso: nos ayudan con las marejadas ciclónicas, así como lo que es la degradación del suelo por erosión. Pero esta función que tiene de mitigación del ruido bajo agua es una función nueva para los sistemas de mangle”, sostuvo Ríos Franceschi.
Opinó, en tanto, que los hallazgos se deben tomar en consideración durante los procesos de construcción para implantar medidas de mitigación que protejan, tanto a los manglares como a los peces, de las repercusiones de los desarrollos de proyectos costeros.
“Muchos de estos peces que son importantes comercialmente se reproducen vía acústica bajo el agua. A la frecuencia con la que estos peces se comunican, es la misma frecuencia que emite (la central) Aguirre, así que interrumpe ese proceso de comunicación. Algo importante que se les debe indicar a todos estos proyectos costeros es que hagan reforestación de mangles para que el ruido que ellos generan con sus actividades no impacte la vida marina natural de esa zona”, manifestó el profesor.
A su vez, Castro Rivera comentó que está evidenciado –en estudios pasados– que varias especies de peces, así como de mamíferos marinos, dependen directamente de la acústica para comunicarse, orientarse, reproducirse, cazar sus presas y llevar a cabo cortejo.
“El impacto del sonido antropogénico, en muchos de estos lugares, ha causado que estos peces se confundan, que pierdan la orientación, que cambien sus hábitos de reproducción, que cambien esos hábitos de caza, incluso, que dejen el área, por ejemplo, reduciendo la abundancia y biodiversidad del área”, dijo el alumno.
“Algo importante que se les debe indicar a todos estos proyectos costeros es que hagan reforestación de mangles para que el ruido que ellos generan con sus actividades no impacte la vida marina natural ”
Mientras, Luis Colón Dávila, quien también estudia Biología en la UPR en Ponce, destacó que la investigación tendrá un impacto en las comunidades por su aspecto de conservación.
“Gracias a este estudio, tenemos una nueva razón para proteger los mangles. Ahora, tenemos un nuevo argumento de por qué se tienen que proteger y por qué tiene que haber proyectos para reforestar las áreas de mangles que fueron taladas”, aseveró Colón Dávila.
A futuro, el director del Laboratorio mencionó que les falta recolectar una mayor cantidad de datos para robustecer los resultados del estudio. Señaló, además, que desean incorporar otros elementos, como la diversidad de peces en el área y los parámetros de la música.
En relación con los efectos de la música, “no se ha corroborado en Aguirre, pero se corroboró en Ponce”, dijo Ríos Franceschi. “Medimos la música de altavoces en las playas a más de 500 metros de distancia de la orilla y se escuchaba la letra completa de la canción a más de 40 pies de profundidad”.
Aunque no lo consideraron para esta etapa, aclaró que examinarán el efecto del desagüe de agua caliente de Aguirre, considerando que está cerca del área de estudio.
También, destacó que les falta medir el ruido durante la noche porque, por el momento, solo registraron los sonidos en la mañana.
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