La Encuesta de El Nuevo Día revela un peligroso clima de indiferencia y apatía ciudadana hacia la función pública en Puerto Rico. Con la inacción y demagogia rampantes, la clase política se ha distanciado de la gente, que responde sumida en un comprensivo desencanto. Es preciso revertir este estado de enajenación presentando resultados reales.