El ataque se dio por fin la tarde del viernes 13 de julio. Los estudiantes corrieron a refugiarse en la vecina iglesia de la Divina Misericordia, y el fuego incesante de armas de diverso calibre siguió hasta la madrugada del sábado 14, ahora contra la iglesia, donde un muchacho fue llevado ya muerto y otro, alcanzado dentro por las balas, también murió. Las nutridas perforaciones pueden verse aún en las paredes del templo.